OBITUARIO: «Has sido el prototipo de una persona buena, en el sentido machadiano de la palabra bueno»

Publicada el 31.Ago.2017

Llegué a la docencia a principios del curso 1978-1979, recién acabada la carrera de Ingeniería de Telecomunicación, de forma casual y provisional, para poder impartir una asignatura de Informática de Gestión, que el director de la Escuela de Empresariales de la Universidad de Murcia, el profesor Juan Rosique Jiménez había implantado de forma pionera en ese tipo de enseñanzas y con una visión de futuro increíble.


Como profesor bisoño me fijaba en los profesores veteranos, y entre ellos guardo el recuerdo imborrable del profesor Juan Carrión, del que después sería gran amigo, no solo mío sino de toda mi familia, ya que mis hijos se iniciaron en el idioma inglés primero con Serafín, compañero de Juan en su academia, y luego con él. Incluso he tenido el honor de pasar unos días en su casa de Ibiza con mi mujer y dos alumnos suyos. Siempre rodeado de alumnos, decía que eran su familia.


Hoy, aunque apenado por su desaparición, estoy satisfecho por haber podido contribuir modestamente al reconocimiento público de este querido compañero, primero como director de la citada Escuela al crear el aula multimedia Juan Carrión y posteriormente a su refundación en la Facultad de Ciencias de la Empresa, también a su nombramiento de Cartagenero del Año, y posterior laudatio, finalmente al de Profesor Honorífico de la UPCT, ya que él tenía clavada la espina de no haber llegado a tiempo para ser profesor de la Universidad de Cartagena; nombramiento que le hizo tanta ilusión, que me confesó, nada más recibir el Goya, que quería que fuese para su querida UPCT, para devolverle algo de todo lo que había recibido de ella.


Pero quisiera dejar constancia de por qué me impactó el profesor Juan Carrión y qué justifica que para mí se convirtiera en un ejemplo a seguir, como persona y como profesor, dedicado por entero a la enseñanza y por ende a sus alumnos, me decía que cómo no dedicarles todo el tiempo y la atención, que éramos fundamentales en su formación y por tanto en su futuro, que no entendía que algún profesor no lo viese así y no les dedicase todo su interés. No obstante, hay que aclarar que lo anterior no hacía que fuese menos exigente con ellos, muy al contrario, se enfadaba y les recriminaba fuertemente cuando no atendían o trabajaban lo que debían, ya que sabía ser como un padre estricto, cuando se requería, ya que decía que se estaban jugando su futuro, él conocía de primera mano, la importancia que el inglés tenía para su futuro profesional. Pero ese rigor se trasformaba en entrega, no sólo con los alumnos, sino con todos los demás, siempre se volcó en ayudar a los compañeros, he conocido pocas personas más generosas que Juan, cualquier persona que lo necesitase, o que él creía que podía hacerle bien, podía contar con él. Claro, entre la Universidad y su academia, muchos son los cartageneros que han podido comprobar mi aserto, JAMÁS HE OIDO A ALGUIEN HABLAR MAL DE JUAN CARRIÓN, es la envidia, sana eso sí, de cualquiera de los que nos dedicamos a esta digna profesión de enseñar.


Quisiera destacar el otro aspecto del profesor Juan Carrión, que quizás fuese la causa de mi inicial relación profesional con él, antes de la de verdadera amistad y admiración posterior, me estoy refiriendo a su afán por la INOVACIÓN DOCENTE, cuando no estaba de moda como ahora. No solo estoy mencionando la utilización de las letras de las canciones de los Beatles, sino a que realmente fue un adelantado a su tiempo incorporando las nuevas tecnologías como soporte a su enseñanza del inglés. El ser yo teleco y ver que empleaba estas técnicas en mis clases, le llevó a estar en contacto permanente conmigo para incorporarlas a sus clases. Por ejemplo, fue pionero de pasar del casete al vídeo. En la Escuela de Empresariales le compramos el material necesario para crear, la que fue, imagino, una de las primeras aulas de informática en una Escuela de Empresariales. He de confesar que, a veces me ponía en serios aprietos, ya que pretendía hacer cosas que la tecnología aún no había desarrollado, al menos de forma comercial. Así hubo que llevarla al límite las posibilidades del momento, para conseguir que las letras de las canciones fuesen pasando por un panel digital luminoso, ayudados de un modesto ordenador. “En cuanto he visto un cartel con textos cambiantes, he pensado que lo tengo que incorporar a mis clases, y tú me vas a ayudar”, me dijo convencido.


Querido amigo Juan, después de una vida tan dilatada y fructífera, te has ganado el descanso y por supuesto el recuerdo de tantos y tantos que te conocimos. Para mi has sido el prototipo de una persona buena, en el sentido machadiano de la palabra bueno. Descansa en paz.

A 31 de agosto de 2017


Juan Jesús Bernal*, profesor, compañero y amigo de Juan Carrión

*(Juan Jesús Bernal es catedrático de universidad de Métodos Cuantitativos e Informáticos y dirigía la Escuela de Empresariales –actual Facultad de Ciencias de la Empresa de la UPCT– cuando Carrión se jubiló).