Un estudiante de ADE anticipa ventajas como medio de pago y riesgos para la banca del euro digital

El TFG de Jaime McGreevy expone los pros y contras de la moneda virtual europea: cobertura directa del Banco Central y límites al acaparamiento para competir con el bitcoin

Jaime McGreevy lanza un avión de papel moneda junto al director de su TFG, en el CIM.
Jaime McGreevy lanza un avión de papel moneda junto al director de su TFG, en el CIM.
Publicada el 21.Sep.2023

Será una realidad en unos años, si así lo decide el Banco Central Europeo, y un trabajo final del grado bilingüe en Administración y Dirección de Empresas de la UPCT ha analizado ya las razones que aconsejan crear el euro digital y hacerlo con precauciones para evitar una crisis financiera.

“El euro digital ofrecería un medio de pago electrónico que cualquier persona podría utilizar en la zona euro”, explica el propio BCE. Sería fácil de usar, a través de tarjetas o aplicaciones móviles. La diferencia con los euros con los que ya pagamos digitalmente es que sería dinero emitido directamente por el Banco Central. “Sería extremadamente seguro, como depositantes estaríamos completamente cubiertos”, expone el director del TFG, Víctor López Pérez. 

La moneda virtual tendría el mismo valor que el del euro físico y se podría usar sin tener cuenta bancaria ni tarjeta de débito o crédito. “Las transferencias hacia fuera de la UE serían más baratas y rápidas”, añade el docente, una ventaja especialmente relevante en una era de comercio global.

Límites y sin anonimato

A diferencia del dinero en efectivo y las criptomonedas, usando el euro digital no cabría el anonimato, si bien el Banco Central trabaja para asegurar la privacidad de lo que paguemos con la moneda virtual. Sí estará controlado cuántos euros digitales tiene cada ciudadano y ya se ha planteado establecer límites, en torno a los 3.000 euros, para evitar el acaparamiento y restringir su uso a pagos cotidianos.

“El euro digital ha de ser atractivo, pero no tanto como para que se vacíen los depósitos de los bancos privados”, alerta el TFG, redactado y expuesto en inglés, de Jaime McGreevy Staczek, que anticipa problemas financieros si la banca pierde su principal vía de financiación.

Con el yuán digital y el dólar digital en fase de pruebas en China y Estados Unidos, y con la progresiva inversión en criptomonedas por parte de la población más joven, “la Unión Europea no se puede quedar atrás y ha de estar a la altura de otras divisas, pues los europeos podríamos también usar estas otras monedas virtuales y perderíamos nuestra soberanía monetaria”, advierte el estudiante.

“Las dudas sobre la privacidad de los pagos han centrado el debate sobre el euro digital, pero al mismo tiempo la ausencia de anonimato sería una ventaja para reducir la economía sumergida”, expone el ya egresado por la Facultad de Ciencias de la Empresa de la UPCT. 

Frente a la volatilidad del valor del bitcoin y otras criptomonedas, que precisamente por ello captan el interés de quienes invierten a corto plazo, el euro digital no generaría estos movimientos especulativos y “sí cumpliría con la característica de depósito de valor fiable que le pedimos al dinero”, concluye el profesor del departamento de Economía, Contabilidad y Finanzas.