«Sin apoyo a la mujer trabajadora tendremos un grave problema para sostener el Estado del Bienestar»

Dos investigadoras de la Politécnica de Cartagena repasan las dificultades para conciliar vida familiar y laboral: «En España no se puede criar sin abuela»

Publicada el 06.Mar.2015
6.mar.2015.-Docentes, investigadoras y madres por partida doble, María Eugenia Sánchez Vidal y María Dolores Gómez López, profesoras de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) explican, con motivo del día de la mujer trabajadora, las dificultades para conciliar la vida familiar y laboral que también se dan en el mundo académico y que afectan al conjunto de la sociedad.

“La mujer está más preparada que nunca, pero se encuentra con dificultades a la hora de promocionar para conciliar familia y trabajo porque seguimos asumiendo la mayor parte de las tareas domésticas y del cuidado de los hijos”, resalta Sánchez Vidal, investigadora de la Facultad de Ciencias de la Empresa especializada en gestión igualitaria de los recursos humanos. “En general, las mujeres, tenemos esa doble carga, la doméstica, que recae básicamente en nosotras, y la profesional, que queremos que sea en igualdad respecto de quien no se ocupa más que de eso”, añade.

“No conseguiremos la igualdad de oportunidades hasta que los hombres no se involucren en la faceta doméstica y familiar, porque es imposible que la mujer llegue a todo. No somos supermujeres. No tenemos tiempo ilimitado y sin ese apoyo no podemos desarrollarnos profesionalmente”, continúa la experta en conciliación de la Politécnica.

“España no está concebida para criar sin abuela, sin alguien a libre disposición ante cualquier eventualidad”, se queja María Dolores Gómez, profesora de la Escuela de Ingenieros Agrónomos. “Y la nueva generación de abuelas también trabajan”, alerta la investigadora, que reclama ayudas a la contratación de personal de apoyo como las que existen en Francia. “No se trata sólo de ayudar a la mujer a desarrollar su carrera profesional, sino de ayudar a la familia en su conjunto”, prosigue. “Las políticas de conciliación únicamente dirigidas a mujeres perpetúan la idea que somos nosotras las encargadas del cuidado de la casa y los hijos”, coincide Sánchez Vidal.

“En Islandia, los permisos por nacimiento se reparten equitativamente entre la madre y el padre, porque el hijo es de ambos y desde el principio debe haber un reparto igualitario de tareas”, ejemplifica la docente del departamento de Economía de la Empresa.

“Las dificultades para compaginar vida familiar y laboral repercuten en la tasa de natalidad, que actualmente no garantiza el relevo generacional, y eso nos afecta a todos, porque si queremos mantener el Estado del Bienestar necesitamos una pirámide poblacional que lo soporte. Como no haya un apoyo real a la mujer trabajadora nos vamos a encontrar con un problema importante en 20, 25 ó 30 años”, da la voz de alarma la investigadora en temas de conciliación.

Nuevas tecnologías para conciliar

A la cuadratura de horarios y calendarios que supone compaginar docencia, investigación y crianza, María Dolores Gómez sumó sus responsabilidades de gestión en la Escuela de Agrónomos durante su último embarazo. “En baja maternal seguí manteniendo la responsabilidad, a través del correo electrónico y el teléfono. Gracias a las nuevas tecnologías”, explica. “La maternidad no sólo afecta a tu rendimiento como investigadora, sino que repercute negativamente en los fondos de que dispone al año siguiente tu grupo de investigación y eso no es justo”, se lamenta María Eugenia Sánchez. “Yo no puedo viajar [para realizar estancias de investigación], y son mis compañeros hombres los que lo hacen por mí”, cuenta la investigadora e ingeniera agrónoma.

Pero el esfuerzo también tiene recompensa. “Que tu hijo te diga que está orgulloso de ti, es lo que más te llena”, confiesa María Dolores Gómez. “Imprime valores a los hijos el que vean que el esfuerzo tiene recompensa y que haces las cosas con ilusión porque te gusta tu trabajo”.

Corresponsabilidad en tender la ropa
“Entre mis compañeros ingenieros agrónomos, tanto del mundo de la empresa como de la Universidad, cada vez percibo más el reparto de cargas familiares”, destaca la investigadora de la UPCT. “En una ocasión, en una reunión en la que yo era la única mujer y comenzó a llover, pensé en la ropa tendida pero no lo dije, por vergüenza. Y me encantó que fuera un hombre, con altas responsabilidades, el que se quejara de que había dejado ropa tendida”, recuerda entre risas. 'Pero, aún queda un largo camino por recorrer basado en la educación y el respeto', añade.