«En cuanto llamé a la politécnica danesa, me cogieron porque conocen la investigación fotovoltaica de la UPCT»

El exalumno de la Escuela de Industriales del Campus de la Muralla es ingeniero de desarrollo para el asesoramiento técnico y el diseño de electrónica en la sección Materiales Orgánicos del Departamento de Energía de la universidad politécnica líder en Dinamarca

Rafael García con unas placas flexibles y el último adaptador de corriente que ha desarrollado.
Rafael García con unas placas flexibles y el último adaptador de corriente que ha desarrollado.
Publicada el 06.Feb.2017

El bullense de 36 años Rafael García Valverde, doctor en Energías Renovables por la Universidad Politécnica de Cartagena, trabaja en Dinamarca en el desarrollo de células fotovoltaicas impresas en material plástico, una tecnología novedosa que utiliza electrónica diseñada por la UPCT. El exalumno de la Escuela de Industriales del Campus de la Muralla es ingeniero de desarrollo para el asesoramiento técnico y el diseño de electrónica en la sección Materiales Orgánicos del Departamento de Energía de la universidad politécnica líder en Dinamarca. “Estoy todo el tiempo cacharreando en el laboratorio de alto voltaje”, asegura, contento.

- ¿Qué le llevó a Dinamarca?
- Tras terminar Ingeniería Técnica Industrial, especialidad en Electrónica, y el segundo ciclo de Automática en la UPCT, realicé la primera tesis del Programa de Doctorado en Energías Renovables, dirigida por Antonio Urbina y dedicada a la producción de hidrógeno con energía solar. Caracterizamos un electrolizador alimentado con paneles solares e hice estancias en Edimburgo y Noruega y disfruté mucho la tesis.

- Un momento, ¿las tesis se disfrutan?
- En mi caso, tuve la suerte de trabajar con Antonio, que siempre da un feedback positivo, y al segundo año ya conseguimos una publicación, lo que redujo mucho la presión. Por entonces, Urbina estaba montando su laboratorio de nanotecnología y electrónica molecular y entramos en contacto con la Danish Technical University (DTU). La primera investigadora de la UPCT en venir fue Nieves Espinosa, que hizo aquí un ‘postdoc’. Yo mientras me fui a trabajar a una empresa murciana de energía solar, Soltec, con quienes el profesor José Antonio Villarejo estaba desarrollando un microinversor de corriente.

Fue Nieves la que informó de que en la DTU buscaban a alguien para hacer la electrónica para las células orgánicas, para las que necesitaban convertidores diferentes. En cuanto les llamé, me cogieron. Ya me conocían a través de Urbina y les interesaba mi experiencia en fotovoltaica y en conversión de corriente. Y valoraron que hubiera hecho también investigación en empresa privada.

- ¿Mantiene contacto con la UPCT?
- En todos los proyectos mantengo un pie en la UPCT. En particular, colaborar con Villarejo es un lujo, porque siempre encuentra cómo resolver los problemas técnicos.

- ¿Qué tiene de especial su electrónica?
- Cada célula genera 0,7 voltios y estamos haciendo rollos de hasta 100 metros, pero podrían ser kilométricos. Los hacemos en una especie de gran rotativa, por capas para los diferentes electrodos, que se conectan en serie durante la impresión. Con 100 voltios de tensión por cada metro necesitamos una electrónica muy particular, preparada para alta tensión pero con corrientes pequeñas.

- ¿Qué ventajas tiene esta tecnología fotovoltaica?
- Las células se imprimen en un sustrato flexible, que se puede enrollar, y se pueden elegir colores o patrones de impresión con motivos decorativos. Tienen un menor impacto medioambiental, al no requerirse altas temperaturas para su fabricación, y su coste de producción será menor cuando se haga a gran escala. En cuanto a eficiencia y tiempo de vida, un tercio respecto de las placas tradicionales, aún queda mucho por mejorar.

- ¿Qué aplicación se le puede dar?
- Muchas y diferentes de las tradicionales, en lugares donde las otras no llegan por peso, por estética o por flexibilidad, por ejemplo, en paneles solares enrollables, para integrar en toldos, cortinas o pantallas para invernaderos por ejemplo. O kits de emergencia portátiles con cargador solar integrado. También donde el peso sea crucial, como en alas de aviones, globos, cometas o, simplemente, tejados débiles, como los de los invernaderos. También valen para superficies curvas e incluso para integrarse en electrónica para la ropa. Y pueden ser de gran utilidad pedagógica en los colegios, pues los niños puedan conectar las células fácilmente únicamente con unas tijeras y una cinta de aluminio adhesiva.

- ¿Cómo se está comercializando?
- Se creó una spin-off para gestionar la patente. Es una especie de cooperativa en la que participamos una treintena de investigadores.

- ¿Es muy diferente la universidad danesa a la española?
- Aquí la Universidad sólo paga el 20% del sueldo del investigador, algo más si también imparte docencia, pero el resto proviene de proyectos externos, por lo que dependemos de la gestión del grupo de investigación.

- ¿Piensa quedarse en Dinamarca?
Sí, mi mujer también ha acabado encontrando plaza como investigadora en la Facultad de Veterinaria. No ha sido sencillo, porque Copenhague es una ciudad muy atractiva para investigadores de todo el mundo. Se vive muy bien y gusta mucho el país. Incluso el clima. Pese a que durante todo el invierno estamos a bajo cero, no he pillado ni un resfriado, porque las casas están muy bien climatizadas. Sin embargo, cada vez que vuelvo a España me muero de frío.