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RUTA MINERA "CARRETERA DEL 33". LA UNIÓN (Murcia)

 

1. - APROXIMACIÓN A LA HISTORIA DEL LLAMADO “CAMINO DEL 33”

La gran importancia de la minería de la Sierra de Cartagena-La Unión ha precisado de vías de penetración hacia el interior de la misma: rutas que sirvieron desde antiguo para la circulación de hombres, caballerías  y vehículos, itinerarios dispuestos para apurar las riquezas de la tierra en un inacabable flujo y reflujo de obreros y de materias primas; así,  el camino de Cartagena a Las Herrerías (hoy carretera de Cartagena a La Unión) fue concluido hacia 1858.

En la década de 1860, recién creado el municipio de la Villa de El Garbanzal (luego de La Unión), el célebre ingeniero de minas Federico de Botella y Hornos manifestó que: “Convencido de que la cuestión de transportes es una de las mejoras capitales de esta Sierra, traté desde mi llegada al distrito de inclinar hacia la construcción de caminos el ánimo de los mineros, y sostenido por unos pocos de los principales, logré concluir a poquísimo coste y en un muy corto tiempo uno, desde las Herrerías hacia Portmán, que empezado por las fábricas se hallaba interrumpido casi en su principio, y otro por la Cuesta de las Lajas que viene a unirse al primero cerca del ventorrillo de la Paulina ...” (Descripción geológico minera de las Provincias de Murcia y Albacete, Madrid 1868). Dirigida su construcción por el propio ingeniero Botella, fueron abiertos en primera instancia con la aportación de un obrero por cada mina que atravesaban y según coste muy económico: un real por cada “vara de distancia” con un ancho de “3 a 4 varas”.

Hacia 1900, en pleno apogeo de la actividad minera en la zona, una de las principales vías de penetración para la explotación de las riquezas de la Sierra tenía su origen en la rambla de Las Lajas, cauce inmediato a la estación del  ferrocarril de vía estrecha, junto al mercado. Muy pronto, esta ruta, con dirección sur, se bifurcaba en dos itinerarios: uno, más oriental, aprovechaba la subida de la llamada Cuesta de los Morenos hacia mina Belleza; el otro, paralelo al curso de la rambla, siguiendo la Cuesta de las Lajas, buscaba el collado de este nombre. Desde este punto, con dirección sur se podía alcanzar la costa siguiendo ruta paralela a la rambla de La Crisoleja. Es por esta razón que esta vía que partía de la cuesta de las Lajas ya era conocida como “Camino de La Unión a Portmán” (distinta de la carretera de La Esperanza a Portmán).

Esta importantísima ruta vertebraba la ocupación humana y la explotación económica del espacio central de la Serranía unionense y es antecedente del futuro “Camino 33”.

La importancia del enlace con la Cuesta de Las Lajas desde la vertiente sur (Portmán) fue subrayada en 1925 con la solicitud de la Asociación de Propietarios del Paraje de la Crisoleja para acudir al concurso de caminos vecinales y solicitan la subvención del Estado para el “camino vecinal que partiendo de la carretera de La Unión al Rincón de San Ginés en Portmán, termine con la también carretera del Estado de La Unión a San Javier en La Unión pasando por La Crisoleja y Cuesta de Las Lajas. El anuncio para la declaración de utilidad pública del referido camino fue publicado en el Boletín Oficial de la Provincia de Murcia el 1 de abril de 1925.

El primer Ayuntamiento unionense de la Segunda República tomó posesión el 21 de Abril de 1931, recién inaugurado el nuevo régimen. El ocaso progresivo de la economía minera y sus secuelas (paro, emigración y derribo de edificios abandonados) componen el signo de los tiempos, lo que motivó a Juan Sánchez Blaya, primer alcalde socialista de La Unión (1931-1934) (Actas 30-4-1931) a realizar gestiones con el Gobernador Civil para obtener con urgencia la construcción de varios caminos vecinales (entre otros el camino llamado “de la Cuesta de las Lajas”) y aliviar el desempleo. La aprobación de la construcción de dicho camino, conocido como “camino vecinal número 33 de los del Plan de la Excma Diputación”  es recogida por “La Voz del Pueblo”  (30-5-1932).

La necesidad de la construcción del camino 33 trasciende por completo el mero sentido utilitario de una obra pública. En torno a él crece la resistencia de un pueblo contra el hambre, el verdadero significado de la “misión de la República”.

Por pura coincidencia, el ordinal del camino en el Plan de la Diputación y el del mes de construcción de su tramo final resultó ser el mismo (treinta y tres), circunstancia que vino a subrayar la popularidad de esta denominación hasta el día de hoy (“camino 33” ó “del 33”).

Cabe añadir lo siguiente a este resumen histórico:

§         La utilidad del "camino 33" fue siempre discutida: en realidad, la pretendida comunicación entre La Unión y Portmán había sido alcanzada por otros trayectos. Esas mismas voces señalaron, además, que las minas que lo jalonaban cerradas entonces (“La Voz”, 13-6-1932) aminoraban el interés del mismo.

§         Su presupuesto fue del orden de las 800.000 Ptas, y costó, además:

ü      Oferta de dimisión del Ayuntamiento unionense.

ü      Huelga general en la localidad. Fracción no mensurable del honor del Gobernador, dañado en tanto que no se cumplía su promesa.

ü      Un costurón en la tricolor bandera republicana recién estrenada: algunos de los ideales que simbolizan habían sido defraudados por el pendular curso de las obras. (El diputado Bonmatí llegó a afirmar que “la misión de la República es salvar los pueblos que, como éste, siente la necesidad de procurarse trabajo.”.  “La Voz”, 13-6-1932)

§         El "camino 33" no tuvo edad de Oro: Esperado largo tiempo, cuando se hizo realidad ya era tarde. El gran momento de la minería unionense ya había pasado, y no llegó a tiempo para  apoyar y mejorar las condiciones de la actividad minera en la sierra y frenar la crisis ya imparable. La construcción del camino 33 fue, sencillamente, un monumento serpenteante a la caridad del Estado y al hambre socorrida de unos cuantos. Su construcción dio un tiempo trabajo y salario a más de 100 familias.

Permitamos, en la hora presente, que su disfrute como bien cultural y solaz del espíritu  le otorgue la reputación otrora nunca alcanzada.

 

 

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