Una startup de exalumnos de la UPCT cede un robot submarino para transportar tiburones a grandes profundidades

Imagen de la Fundación Oceanographic
Imagen de la Fundación Oceanographic
Publicada el 19.Jul.2019

La startup creada por exalumnos de la Universidad Politécnica de Cartagena, Nido Robotics, ha cedido uno de sus robots submarinos para que la Fundación Oceanográfic transporte tiburones a zonas con condiciones similares a su hábitat. El vehículo, preparado por el Oceanográfic para que se le puedan incorporar todo tipo de accesorios, cuenta con una cámara de vídeo, la cual hacía posible controlar en todo momento que la jaula permanecía en buenas condiciones; así como con un sensor de profundidad que garantizó que los animales se liberasen en el lugar deseado. Además, el Sibiu Pro dispone de un sistema de autoestabilización que, a pesar del peso de los animales y del dispositivo instalado, no hizo que perdiese su posición. Nido Robotics ha trabajado en colaboración con la Fundación Oceanogràfic para conseguir los mejores resultados de la prueba. En ese sentido, la startup de exalumnos de la UPCT facilitó que un equipo del Oceanogràfic instalase en uno de sus drones (el modelo Sibiu Pro) la jaula que permitía transportar los escualos y llevar a cabo la suelta de los mismos en la profundidad adecuada. Tras soltarse hace un año en Valencia y Xabia por primera vez en España, la costa murciana fue el lugar escogido para devolver las crías al agua, al ser una zona de condiciones similares al hábitat de la puesta del tiburón mediterráneo, según informaron fuentes de la fundación en un comunicado. A diferencia de las anteriores sueltas y para llevar a cabo la acción con éxito, el Oceanogràfic contó con el apoyo de la empresa murciana Nido Robotics, dedicada al desarrollo y comercialización de vehículos submarinos teledirigidos (ROV, por sus siglas en inglés) a nivel internacional. Se trata de una prueba piloto para poder liberar, en el futuro, tiburones de aguas profundas, que son aquellos que viven a partir de doscientos metros de profundidad, una distancia a la que no se puede llegar con buceadores.