Juan Jesús Bernal: «Ahora soy colaborador honorario, sin honorarios, pero con mucho honor»

El catedrático ha compatibilizado durante 42 años docencia con más de un docena de puestos de gestión

Publicada el 06.Mar.2021

Empieza y acaba como honorífico en la Universidad. “Sin ganar ni un duro pero con mucho honor”, bromea el catedrático de Métodos Cuantitativos para la Economía y la Empresa, Juan Jesús Bernal. Muy conocido. Y querido. Es más, muy querido por estudiantes, por compañeros, por amigos de la Universidad.  “Éso es lo mejor que me llevo”, afirma. Se considera una persona “inquieta”. Y así es. De forma continuada y mantenida, siempre ha compatibilizado la docencia con la investigación, la gestión y la innovación. 

En su currículo figuran más de una docena de cargos. Primer director electo de la antigua Escuela de Empresariales, primer decano de la Facultad de Ciencias de la Empresa, director de la UNED o director de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, entre otros. Actualmente es miembro de Consejos editoriales de revistas nacionales como por ejemplo Técnica Contable y Financiera.

 

Y siempre ha ejercido gestión y docencia con su relación con los estudiantes, los empresarios y el entorno social. Por ejemplo es Presidente de la Olimpiada Matemática Regional “Francisco Ortega” del IES El Bohio, y creó el Premio Joven Empresario de Cartagena, que fue entregado por el Empresario que fundó Don Algodón, o por Eduardo Punset, entre otros. Se siente orgulloso de haber formado parte de diversos Jurados de la ciudad, como el del Premio Cartagenero del año.

 

Fue el primer Ingeniero de Telecomunicación que dio clase en la UPCT, cuando aún era un campus de la Universidad de Murcia.  Juan Jesús Bernal (Cartagena, 1952) llegó a la antigua escuela de Empresariales en 1978,  cuando terminó su carrera, por casualidad, a impartir por primera vez en España una asignatura de Informática de Gestión en una Escuela de Empresa. 

 

Le enamoró la Universidad. Tuvo la oportunidad de ocupar puestos relevantes en Madrid, pero se quedó en la Universidad. “El gusanillo de la docencia ya me había picado”, dice. Y jamás se ha arrepentido. “Para mi siempre ha sido un acicate aprender algo nuevo y útil para enseñarlo. Y ese binomio aún es importante en mi vida”, explica. Ahora está muy interesado en  Business Intelligence y en su aplicación a la PYME, “ya que la Región vive en gran medida de las pequeñas y medianas empresas”, soslaya.

 

Tiene historias para escribir un libro. Pionero con mayúsculas: primer doctor por Economía y Empresa en la antigua Escuela de Empresariales; primer catedrático; primer decano; director de la primera y única cátedra de empresa CCA (Vhartered controller analyst), UPCT-Global Chartered Controller Institute;  primer profesor que dio cursos a profesores y empresarios “con un portable -no se llamaba portátil porque pesaba 13 kilos-”, recuerda  y precursor en muchas otras aplicaciones informáticas y nuevas tecnologías de la docencia. 

 

Entre otras historias para contar, Juan Jesús fue quien proporcionó  las herramientas tecnológicas al profesor Juan Carrión, que enseñaba inglés con canciones de los Beatles y recibió un Goya, por inspirar la película 'Vivir es fácil con los ojos cerrados'.

 

Por su espíritu pragmático siempre ha querido conectar la universidad con el mundo empresarial y social. Y en su ‘haber’, cosas tan diferentes como haber puesto en marcha la web municipal, o la primera conexión por Infovía junto con la Asociación Cartagena Futuro.

 

Y tan práctico, que para no mancharse de tiza cuando daba clase de Matemáticas, fue el primer profesor del campus que llevó bata en el aula. “Ni te quiero contar los motes que me pusieron”, dice riendo.

 

Esfuerzo y conocimiento

 

Antes de cosechar todos estos éxitos. Juan Jesús Bernal ha trabajado duro. Detrás de él hay toda una historia de esfuerzo y de sacrificio para adquirir conocimiento. Terminó Bachiller en el colegio Maristas de Cartagena con seis matrículas de honor. Estudió Ingeniería Superior de Telecomunicación en la Politécnica de Madrid. Es el número de colegiado  1723 de toda España. 

 

Le marcó bastante estar en el colegio mayor Cisneros, procedente de la antigua Residencia de Estudiantes, en la que habían estado Severo Ochoa y Federico García Lorca. Allí hizo contactos  que le han acompañado toda la vida. Y vivió experiencias que no olvidará. Entre ellas, consiguió que Alberto Cortez ofreciera varios conciertos gratuitos en su colegio mayor.

Y esa época de estudiante ya era emprendedor: dio clases, jugó al rugby, consiguió media beca para los colegiales que tenían actividad destacada en el centro y que por su contribución: él hacía encuestas, estaba en el club de lectura, de cine y muchas cosas más. Gracias a toda esa actividad, se codeó con Gloria Fuertes y otros personajes relevantes de la época.

 

Este rodaje  para un joven tan competitivo como él, que desconfiaba incluso cuando le pasaban un ejercicio resuelto, sentó los cimientos de su trayectoria profesional. Ya de estudiante iba contrarreloj. Incluso no fumaba en los exámenes porque le quitaba tiempo. Éso, que parece anecdótico, se ha traducido en capacidad de trabajo y gestión del tiempo. 

 

Pensaba dedicarse a las comunicaciones, pero hizo el proyecto fin de carrera sobre optimización de la producción de componentes. Quién le iba a decir en aquel momento, que su futuro profesional se iba a desarrollar en temas de empresa. Pero no todo ha sido tan fácil en esa carrera académica trufada de Ingeniería y Empresa. El profesor Bernal recuerda que tuvo sus problemas cuando hacía la tesis en Empresa. Le recriminaban que era ingeniero. Al final acabó asociando conocimientos tecnológicos y de empresa. Siempre ha estado a caballo de ambas disciplinas. Cuando empezó la UPCT pudo optar entre pertenecer a la Escuela de Industriales o a la de Telecomunicación o seguir en la Facultad de Ciencias de la Empresa.

 

Su trayectoria profesional es tan intensa que es como si hubiese vivido dos vidas. Y con la frescura y la ilusión de siempre. Aún tanto por contar, tanto por enseñar. 

“Siempre me quedarán mis numerosos recuerdos de más de 42 años intensos. Me llevo la satisfacción de lo logrado y la conciencia tranquila de haber sido consecuente, habiendo intentado siempre hacerlo lo mejor posible. No me separo de la Universidad, pese a la jubilación. En definitiva, ha sido un honor dedicar mi vida a esta digna profesión. Gracias a todos los que me han acompañado, docentes, discentes y PAS, fundamental para alguien que cree que entre las cosas más trascendentes y perdurables están la convivencia y la amistad, además muchos han tenido la generosidad de confiar en mí y formar parte conmigo de equipos directivos y proyectos a lo largo de este largo periplo profesional” concluye.